Como ya os contamos, en el mes de septiembre, estrenamos en nuestro mirador la exposición temporal “El Campillo a través de las estaciones” , una muestra fotográfica cuyo objetivo fue plasmar los cambios que se pueden observar en los alrededores de nuestra laguna durante el año. A raíz de eso hemos querido profundizar más en el tema y dar a conocer la ciencia que estudia este proceso de transformación natural del paisaje, la fenología.
La Real Academia Española (RAE) la define como “El estudio de los fenómenos biológicos en relación con el clima, particularmente en los cambios estacionales”. Otras fuentes la describen como “la ciencia que estudia cómo las condiciones climáticas afectan a los ciclos de vida de los seres vivos, mediante un proceso de observación directa del entono“.

Es por tanto una ciencia multidisciplinar que nos permite estudiar y evaluar los efectos de las variaciones climáticas y los mecanismos de adaptación de las especies frente a estos cambios, para después aplicar dichos conocimientos a otros ámbitos como la agricultura.
El mecanismo de estudio se basa, como hemos mencionado antes, en la observación directa de las variaciones en los ciclos biológicos de animales y plantas, tales como cambios en los crecimientos y coloración estacional de árboles y arbustos o las migraciones de las aves. Estas transformaciones sirven para describir las fenofases o fases fenológicas. Al mismo tiempo, se toman una serie de datos (colores, altura, peso, localización, etc.) y se registra la fecha en la que se observan los cambios, a esto se le denomina dato fenológico o fenodato.
Para conseguir que las observaciones tengan rigor científico es importante que se realicen series temporales largas que permitan evaluar bien los cambios, que sean homogéneas (preferiblemente que sean del mismo individuo y en el mismo sitio), validadas y que los registros de los mismos fenómenos estén bien distribuidos geográficamente por el territorio para evitar que sean casos aislados.

En cuanto a las aplicaciones de la fenología, una de las principales es el estudio y la evaluación de los efectos del cambio climático sobre los seres vivos y su relación con la capacidad que tienen para adaptarse a la inestabilidad climática. También se usa para mejorar la gestión, el rendimiento y la productividad de los cultivos, ya que se conoce mejor que época es más apropiada para abonar, si se debe regar más o menos, o cuándo se debe podar. En el caso de las aves es útil para localizar o construir refugios para que puedan anidar y garantizar su éxito reproductivo y facilita los estudios de poblaciones ya que se obtiene información sobre su ciclo reproductivo, sus migraciones, etc. Otra aplicación es la de analizar las interacciones de unos seres vivos con otros y cómo, si se modifica el ciclo de vida de una especie, afecta a la otra.
Fuentes: