Grandes migraciones de aves

Aunque muchos animales migran (entre ellos las mariposas y los mamíferos) seguramente sean las migraciones de las aves las más populares y conocidas por todos. Gran cantidad de especies lo hacen y, dada su situación geográfica, en España puede observarse la migración de muchas de ellas. Aunque todas son espectaculares, algunas son de record.

Fuente: https://tienda.seo.org/wp-content/uploads/2022/05/poster-aves-migratorias.jpg

El vuelo migracional más largo realizado durante una migración sin parada es de 13.560 kilómetros y la responsable es la aguja colipinta (Limosa lapponica). Esta distancia no es la total recorrida por el animal durante la migración, sino la más larga recorrida sin parar y es la que separa Alaska de Tasmania. El animal marcado con un GPS, con tan solo 5 meses de edad, recorrió esta distancia por encima del océano Pacífico durante 11 días. Lo que supone una media de 50 km por hora.

Sin embargo, el récord de distancia migracional más larga recorrida durante toda la migración lo tiene el charrán ártico (Sterna paradisaea) que realiza un viaje de 70.000 kilómetros. Durante este periplo, el charrán ártico viaja del polo sur al polo norte en la primera mitad del año para regresar a sus zonas de apareamiento en Groenlandia; y del polo norte al polo sur en la segunda mitad para llegar al mar de Weedell evitando el invierno ártico. En este caso, el animal hace gran parte del viaje por las costas de Africa y Sudamérica para ir descansando. En total, en sus más de 30 años de vida, cada individuo de esta especie recorre una cantidad de kilómetros equivalentes a 3 veces la distancia que hay entre la Tierra y la Luna. Y todo ello con un peso de poco más de 100 gramos.

De todas las especies que atraviesan o llegan a la Península Ibérica durante su migración, seguramente la más espectacular que podemos ver (y oír) y de la que podemos disfrutar en el Parque Regional del Sureste, es la grulla común. Este ave pasa el verano del hemisferio norte en el norte de Eurasia y el invierno en el sur de Europa, Asia y norte de África. En este viaje recorren más de 4.000 kilómetros.

Fuente: Wikipedia. Adaptado de Verbreitungskarte Kranich.png

Desde hace unos años se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias con un montón de actividades para rendir homenaje a todas estas aventureras que surcan los cielos en busca de un lugar donde sobrevivir. Si quieres disfrutar de este espectáculo de la naturaleza puedes buscar la actividad más cercana a tu casa y apuntarte. ¡Participa!

Grandes migraciones de mariposas

Si bien las migraciones en grupos de animales vertebrados como mamíferos y aves son las más conocidas y aparentemente más espectaculares, las de algunas especies de invertebrados no se quedan atrás y no tienen nada que envidiar a las mismas. Este es el caso de la migración de las mariposas.

Las mariposas no son sólo espectaculares con sus colores y formas, como este ejemplar de mariposa Macaón.

Un claro ejemplo de ello, es la sorprendente y fascinante migración de la mariposa monarca (Danaus plexippus). Esta especie viaja desde los bosques del centro de México (su zona de hibernación) hasta Estados Unidos y Canadá (lugar donde pasa el verano) recorriendo un total de más de 4.000 kilómetros.

Ya sólo la distancia recorrida es sorprendente, pero la cosa no queda ahí. Por un lado, cuando la mariposa migra hacia el norte, durante su viaje se reproduce varias veces, es decir, son varias generaciones las que realizan la migración. Es más, la reproducción y puesta de los huevos ha de hacerse en las zonas donde crece la planta nutricia de las orugas. No vale cualquier sitio. Por el otro, justo antes de la migración de regreso a Centroamérica, surge la «mega-generación» de mariposas que recorrerá de una vez el largo camino. Cuentan las leyendas mexicanas que, como las mariposas llegan a su tierra para la festividad del día de muertos (1 y 2 de noviembre), los animales representan las almas de los familiares fallecidos que vuelven a visitarles.

Otro ejemplo, menos conocido pero más cercano, es el de la mariposa cardera o vanesa de los cardos (Vanessa cardui). Esta mariposa realiza también una gran migración de más de 4.000 kilómetros recorriendo un total de 12.000 kilómetros al año lo que supone el récord de distancia migratoria en mariposas conocido hasta la fecha.

En este caso la mariposa realiza un viaje entre el norte de Europa y el centro de África en el que tiene que cruzar y atravesar ecosistemas muy diversos y climáticamente extremos: vuela por encima de los Alpes, recorre Europa de norte a sur, sobrevuela el Mediterráneo sin lugar donde posarse y atraviesa gran parte del desierto del Sáhara hasta llegar a la sabana tropical del continente africano. ¡Alucinante!

Estas grandes migradoras se enfrentan a un grave problema: la destrucción de sus hábitats, ya sea por deforestación, contaminación, destrucción, etc. Como son tantos los hábitats que necesitan para su supervivencia siempre alguno está en peligro y, por consiguiente, toda su especie. Son estos animales nómadas del mundo los que nos recuerdan que la conservación de la naturaleza tiene que ser a escala mundial.

Polinizadores

Cuando paseamos por el campo, y más frecuentemente en primavera, una legión de insectos se afanan en sus labores, visitando una flor tras otra , nos acompañan, vuelan a nuestro alrededor, o nosotros paseamos junto a ellos. De cualquier manera, muchas personas sienten aversión por los insectos, pero, contrariamente a lo que se piensa, la mayoría de los insectos no son agresivos, sólo se defienden si nosotros los provocamos y tienen una función muy importante; la polinización.

Pero no sólo los insectos polinizan las plantas sino también las aves, los mamíferos y algunos reptiles. ¿Lo sabías?

Los polinizadores son absolutamente fundamentales en los ecosistemas porque ayudan a reproducirse a las plantas, que son la base de la cadena trófica, por lo tanto son la base de la cadena alimentaria para los seres vivos. Igualmente como el resto de los organismos vivos de la Tierra, dependemos de las plantas, que producen el oxígeno que respiramos, y subproductos de los cuales dependemos como medicinas, fibras y muchos otros servicios.

El investigador médico y virólogo estadounidense Jonas Salk (1914 – 1995) afirmó: “Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida»

En los últimos años se ha observado un deterioro de las poblaciones de polinizadores, especialmente de los insectos. Ello se debe a la destrucción de sus hábitats, el uso de pesticidas.

¿Qué podemos hacer para protegerlas, atraerlas y a la vez alimentarlas?

Al alcance de nuestra mano hay soluciones, algunas de ellas muy creativas y que se puedan llevar a cabo en familia.

Cultivar plantas con flores, eligiendo variedades de plantas que florezcan en distintas épocas para tener flores todo el año.

Gestionar nuestro huerto o jardín de forma ecológica y evitando productos químicos.

Respetar sus hábitats y fomentar los refugios, cómo los hoteles de insectos.

Y sobre todo enseñar a las nuevas generaciones la importancia de los polinizadores.

También cada vez se están llevando a cabo más iniciativas por parte de administraciones u asociaciones para favorecer los hábitats de estos animales, como «Salvajes de mi calle» o «Alcorques vivos».

Diario de Rivas.

De cualquier manera piensa que siempre se puede hacer algo y que el futuro de todos los seres vivos depende de ellos.

Fuentes:

http://www.rjb.csic.es

Asociación Española de Entomología

http://www.ecocolmena.org

Fundación amigos de las abejas

http://www.fao.org

http://www.cronicasdefauna.blogspot.com

Dormancia en animales: hibernación, letargo invernal y brumación

Con la llegada del invierno todos sufrimos las bajas temperaturas y, para sobrellevarlo de la mejor manera posible, los animales contamos con varios mecanismos como tiritar, acumular grasa o migrar. Pero no son los únicos. Otro es la dormancia, un periodo de tiempo en el que el animal suspende el crecimiento, el desarrollo y la actividad física para conservar energía. En el mundo animal existen tres comportamientos de dormancia muy similares y a veces difíciles de diferenciar: la hibernación, el letargo invernal y la brumación. No debemos confundir estos términos con invernar cuyo significado hace alusión a pasar el invierno en un lugar.

Algunas especies de gaviotas invernan en el Parque Regional del Surete.

Sin duda alguna el más conocido de ellos es la hibernación que, según su definición en la RAE, es el «estado fisiológico que se presenta en ciertos mamíferos como adaptación a condiciones invernales extremas, con descenso de la temperatura corporal hasta cerca de  0° y disminución general de las funciones metabólicas«. En otras palabras: es un profundo sueño en el que, gracias a la bajada de temperatura corporal, el metabolismo baja tanto que el animal no necesita comer. Al darse en mamíferos, esa baja temperatura corporal permanece constante. Esto ocurre en pequeños mamíferos como las marmotas que llegan a respirar solo 1 o 2 veces por minuto y cuya frecuencia cardiaca baja a mínimos de 5 latidos por minuto. Los animales que hibernan despiertan de vez en cuando para eliminar los residuos que han almacenado. Para poder moverse han de subir su temperatura corporal. Esto lo consiguen gracias a un tejido termogénico, la grasa parda, que es «quemada» para dicho fin por lo que solo los mamíferos que pueden almacenar esta grasa hibernan.

Ardilla de Richardson, uno de los mamíferos hibernantes. Foto: Chuck Szmurlo. Fuente: Wikipedia.

Aunque siempre hemos pensado que el oso pardo hiberna, la verdad es que lo que hace es entrar en un estado de letargo invernal. Durante este tiempo reduce su circulación (desde los habituales 40-50 latidos/min hasta 8-10 latidos/min) y su temperatura (que baja de 37-39ºC a unos 31-35ºC de manera constante y por encima de la temperatura ambiente) así como su respiración, pero no tan drásticamente como los animales que hibernan. Al contrario que pasa en la hibernación, mientras dura el letargo el animal no pierde todos su sentidos y puede despertarse con rapidez para defender su guarida en caso de sentirse amenazado. ¿Cómo consigue mantener esa temperatura? Gracias a su tamaño, al grueso pelaje con el que pasa el invierno, la capa de grasa superficial y la postura encogida con la que pasa el letargo.

Por último, está la brumación que es el tipo de dormancia que se da en los herpetos (reptiles y anfibios). Durante este período de brumación la temperatura del animal baja a temperatura ambiente pero no permanece constante (ya que es poiquilotermo), el animal no está del todo dormido y si sube un poco la temperatura se mueve para hidratarse y/o tomar el sol (en pocos casos ingiere comida ya que le temperatura del interior del cuerpo es tan baja que los órganos digestivos no están activos). Durante los meses de la brumación el animal permanece escondido bajo una roca, debajo del barro de un charco o en algún agujero hasta la llegada de mejores condiciones ambientales.

Fuentes:

Fundación Oso Pardo

bicheando.net

zoologik.naukas.com

Grandes migraciones en mamíferos

Aunque seguramente sean las aves los animales que por antonomasia  realizan las migraciones más conocidas por su capacidad para volar, entre los mamíferos también encontramos especies que realizan largas migraciones.

Por ejemplo, muchas especies de ballenas realizan viajes migratorios de miles de kilómetros por los mares y océanos de todo el mundo buscando alimento y lugares seguros para parir que nada tienen que envidiar a los de las aves.

Es el caso de la yubarta (Megaptera novaeangliae), también llamada ballena jorobada. Sus zonas principales de alimentación están en las altas latitudes lindantes con los polos donde pasan el verano. Tras el período de alimentación y engorde en estas zonas, cuando las aguas empiezan a congelarse, migran a zonas más ecuatoriales con aguas más cálidas y resguardadas donde reproducirse y criar tras un viaje de 5.000 km a través del océano abierto durante el cual pasan por zonas de alimentación para ir reponiendo fuerzas. Hay poblaciones de esta especie tanto en el hemisferio norte como en el sur, por lo que el verano y el invierno varía en función del hemisferio que habitan.

En tierra, son los grandes herbívoros pastadores a lo largo y ancho del planeta los que recorren largas distancias en busca de pastos para alimentarse.

La más famosa de estas migraciones es, quizás, la que acontece cada año en África entre el Parque Nacional del Serengueti (Tanzania) y la Reserva Masai Mara (Kenia) y es realizada por enormes manadas de ñúes de barba blanca (Connochaetes taurinus) junto a gacelas de Thomson (Eudorcas thomsonii) y cebras (Equus zebra).

Cada año, hasta 1,5 millones de ñúes, realizan una migración circular en el sentido de las agujas del reloj siguiendo las lluvias para encontrar hierba baja que comer, agua y minerales. Los animales abandonan las llanuras de hierba baja del sureste del Serengueti a medida que la estación lluviosa llega a su fin (enero-febrero) dirigiéndose al noreste, hacia el lago Victoria. En junio llegan a los pastos de transición para, a continuación, girar al norte hacia el Massai Mara donde pasan la estación seca (julio-octubre), antes de volver al sur en noviembre para completar el ciclo.

Por su parte, en el norte de América, el caribú (Rangifer tarandus caribou) realiza una de las migraciones anuales más duras de entre todos los mamíferos terrestres. Sus manadas pueden llegar a estar formadas por miles de individuos y recorrer 5.000 km entre el viaje de ida y vuelta, corriendo hasta a 80 km/h.

Migran entre las zonas de cría de primavera y verano y las de alimentación en invierno, obligados por la disponibilidad de plantas de la tundra. En verano las manadas se refugian de las moscas y los mosquitos en zonas costeras ventosas, mientras que en invierno se desplazan a bosques boreales subárticos donde la capa de nieve es menor que en la tundra abierta.

Pareja de caribúes junto a un lago helado. Fuente: nationalgeographic.es

Pero entre los mamíferos también se encuentran especies voladoras: los murciélagos. Y entre los murciélagos hay especies frugívoras (es decir, que se alimentan de frutas) que necesitan recorrer centenares de kilómetros en busca de frutos de los que alimentarse.

Es el caso del panique de las palmeras (Eidolon helvum), un quiróptero africano que sigue las lluvias anuales hacia el norte hasta el África subsahariana antes de regresar al sur al final de la época lluviosa. Su viaje desempeña un papel vital en la dispersión de semillas de especies de árboles de gran importancia económica en la zona.

Fuentes consultadas:

http://www.kenialogy.com

http://www.nationalgeographic.es

«Vida Animal». Editorial: Pearson, Autor: Charlotte Qhlembroek